3 destellos alumbran una tarde negra del Madrid
- Enrique Muñoz
- 2 abr 2017
- 3 Min. de lectura
El Madrid sigue líder, exacto, pero por la mirilla siguen asomándose esos fantasmas que llevan persiguiendo al conjunto blanco en la mayor parte de la temporada. Es verdad que, en cuanto a resultados, al equipo de Zidane no se le puede recriminar nada pero, si hablamos de juego, a este equipo hay que pedirle bastante más, aunque en tres destellos te mate. Y la tarde en el Bernabeu se resume en eso, destellos que acabaron resolviendo un partido que se complicaba por momentos. En la primera parte los de la capital fueron mejores. El Madrid presionaba al Alavés en zona de tres cuartos, siempre atento en las recuperaciones de balón Isco, que se marcó un gran partido para zafarse, como de sus rivales, de las críticas llovidas esta última semana. El malagueño y Benzema fueron los mejores de la primera mitad, asociándose con todo lo que se ponía a su paso y haciendo un gran esfuerzo en las tareas defensivas. El primer gol llegó de las botas de este último, Karim, que inició la acción recibiendo en posición ligeramente adelantada, se asoció con Carvajal que, tras llegar a línea de fondo, puso el balón atrás para que el gato hiciese el primero de la tarde.

El Alavés no apareció en esta primera mitad. Optó por un juego muy directo que siempre acababa desbaratado por un gran Kiko Casilla, haciéndose enorme en los balones aéreos y muy solvente en todo lo demás. El portero catalán sigue acumulando méritos que abren, todavía más, el debate en la meta blanca. Los primeros 45 minutos iban a acabarse así, el Madrid fue dominador claro del encuentro y hizo suficientes méritos para llevar ventaja al descanso. Pero esto es fútbol y el escenario cambió radicalmente. Pellegrino corrigió el poco fútbol de su equipo y los chicos se lo creyeron, querían repetir la gesta del Camp Nou o la del Calderón. El Madrid sufrió otro de sus habituales apagones. La maquinaria dejó de funcionar, Modric completó uno de los peores partidos que se le recuerdan, erró una gran cantidad de pases, poco habitual en él, la barita del mago croata no respondía. Los de arriba también dejaron de trabajar y estuvo apunto de salir cara la desconexión si el olfato de Edgar y de Deyverson hubiese estado más fino. El Alavés gozó de multitud de ocasiones, Deyverson no paraba quieto y apunto estuvo de dar más de un susto con alguno de sus cabezazos. Edgar tuvo la más clara, sin embargo, remato sin confianza, las porterias del Santiago Bernabeu imponen mucho. Y al final se cumplió el mítico dicho futbolístico de "si perdonas tanto, la acabas pagando". Y vamos si lo pagaron. Los blancos despertaron en los 10 últimos minutos, con los cambios de Zidane y a base de contras se sacudieron el dominio del Glorioso, que se mereció, por lo menos, la igualada. En un visto y no visto, el Madrid sentenció el partido. Cristiano asistió a Isco, que sin ángulo ni espacio se sacó un misil de la chistera. Golazo. Dos minutos después, una falta tirada por el galés, que subió y bajó a velocidad de vértigo, se estrelló en el larguero y allí apareció Nacho con la caña. Recompensa a su temporadón.
Y así terminó el partido, con un resultado que no hizo justicia, pero es que este Madrid te mata con muy poco. Tarde con mas sombras que luces de los de Zidane, pero que sigue sirviendo a los blancos para fortalecer su liderato.

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