El Sevilla, congelado por el invierno

En verano, el sol brilla en su máximo esplendor, pero con los días, inevitablemente, este pierde fuerza. Exactamente como el Sevilla. Llegaba el verano en la ciudad hispalense y Monchi volvía a ilusionar con su proyecto. Con la salida de Emery al París Saint Germain, Jorge Sampaoli firmaba con el club sevillista para las próximas dos temporadas. Es verdad que no empezó con buen pie, pues perdió la final de la Supercopa de Europa ante el Real Madrid y la final de la Supercopa de España frente al Barcelona, pero pronto el sol cobró toda su luz. El Sevilla firmó la mejor primera vuelta de sus 127 años de historia, con 13 victorias, 3 empates y tan solo 3 derrotas. Tras 19 jornadas, los de Sampaoli se postulaban como serios candidatos al título liguero, en segunda posición, a tan solo un punto del Real Madrid.

Los nervionenses siguieron con paso firme en otoño, estación de madurez. Mientras las temperaturas iban bajando, el Sevilla se mantenía fulguroso. En La Liga seguía codeándose con los mejores y en competición europea plantó cara a la bestia italiana, la Juventus de Turín. Las botas de un Nasri renovado no paraban de fabricar los mejores trucos de magia, Nzonzi se convertía en dueño y señor de cada partido y Vitolo destrozaba a sus rivales por la banda como un puñal. El viento otoñal que tumbaba las hojas de los árboles a su paso no podía con los sevillistas, que seguían radiando como el sol de verano.

De la noche a la mañana los blanquirrojos cayeron gripados, fruto de ese frío invierno que atraviesa las carnes. Así, sumidos en las largas noches que caracterizan esta estación del año, los de Sampaoli ya se han despedido del sueño europeo y de la cabeza de la liga, que no conocen la victoria en los últimos 5 partidos. Si todo esto fuese poco, Monchi anunciaba hace unos días que no continuará la próxima temporada en las oficinas del Pizjuan. El Sevilla no encuentra antídoto que le saque de la cama y sigue deambulando enfermo sin jugar como lo hacía. El sol en la capital andaluza ahora brilla por su ausencia, aunque llega la primavera, la única capaz de volver a hacer florecer la ilusión en la ciudad. Pero atención, que pueden llegar alergias y continuar en caída libre.

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