Todo sigue igual para Osasuna y Athletic
- Iker Teran
- 2 abr 2017
- 3 Min. de lectura

Osasuna y Athletic se enfrentaban en El Sadar en uno de esos derbys en los que, independientemente de cómo llegue cada equipo, prometen intensidad, garra y, habitualmente, escaso fútbol. Por supuesto, la lluvia y el viento cierzo eran dos componentes indispensables para afrontar un clásico partido entre dos conjuntos cuya rivalidad, por momentos, parecía durar solamente 90 minutos. Las calles de Iruña se tiñeron de rojiblancas durante todo el mediodía del sábado, con centenas de rojillos y rojiblancos compartiendo risas, conversaciones futbolísticas y sobretodo, mucha cantidad cerveza y otra tanta de pacharán. Eso sí, el buen rollo acabaría minutos antes de las 16 horas y 15 minutos, cuando El Sadar se llenaba prácticamente hasta la bandera para presenciar la que podía ser la primera victoria osasunista en casa desde junio del pasado año. Pero los pupilos de Valverde, en pleno ascenso hacia la quinta plaza, no se lo iban a poner nada fácil a los de Vasiljevic. El Athletic salía con su once de gala a excepción de Yeray, aún recuperándose de su fractura de nariz. Sin embargo, el técnico rojillo dejó en la banca a jugadores como Álex Berenguer o Sergio León; este último se reivindicaría marcando el gol de 1-2 poco antes de finalizar el encuentro.
El primer gol del encuentro, obra de Aduriz, sería el número 100 del delantero en Liga con el Athletic. Una jugada de tiralíneas entre Williams y de Marcos acabaría con el cuero en los pies del lateral, el cuál serviría el esférico al zorro para definir y adelantar a los leones. Una vez más, el delantero donostiarra no perdonaría. A raíz del gol, Osasuna despertó y comenzó a crear peligro sobre la portería de Kepa. Primero sería Oriol Riera con un cabezazo picado que sacó bajo palos el meta de Ondarru. A continuación, Oier, mediante un centro-chut, estrellaría el balón en la madera. En ningún momento dejaría la afición rojilla de animar y volcarse con su equipo, ya casi sin opciones matemáticas de permanencia. Comandado por IndarGorri, El Sadar era una caldera a presión; sobretodo para Muniain, que cada vez que recibía el cuero recibía una sonora pitada. A pesar de los intentos de Osasuna para empatar el partido, otro detalle de calidad de Iñaki Williams supondría el 0-2 para el equipo visitante. Un pase filtrado de de Marcos llegaría a los pies del atacante bilbaíno, el cual se giraría para zafarse de su rival y batir a Sirigu con algo de fortuna. Así llegabamos al descanso en Iruña.
En la segunda parte más de lo mismo. Salió el Athletic a dejar correr el tiempo, y Osasuna, falto de calidad e ideas en ataque, tuvo que esperar a la entrada de Sergio León para meterse en el partido. Por A o por B, el andaluz no es del agrado del técnico rojillo. Y eso lo acusa Osasuna. Antes de la entrada del 9 osasunista, las dos aficiones se volverían a hermanar para despedir del terreno de juego a Raúl García, criado en Tajonar y actualmente pieza insustituible del esquema de Valverde. Los rojillos, con más corazón que cabeza, buscaban el gol que les metiese otra vez en el partido. Un balón largo de la zaga le serviría a Sergio León para ganarle la espalda a Bóveda y definir con calidad ante la salida de Arrizabalaga. El Sadar ardía tras el gol local, pero las diferencias entre los dos equipos eran tan evidentes que Osasuna nunca llegó a ofrecer la sensación de poder rascar un punto, que, por otra parte, hubiese sido insuficiente para lograr su objetivo.
Sin duda alguna, Osasuna tiene una afición de primera, pero, lamentablemente el equipo deja mucho que desear técnica y tácticamente. Aún así, la hinchada rojilla es absolutamente envidiable. Por su parte, el Athletic, aprovechando los pinchazos de Villareal y Real Sociedad se queda a uno y dos puntos respectivamente de sus máximos rivales por jugar la UEFA Europa League la próxima campaña.
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