Griezmann baja al Madrid de la nube
- Iñigo Nuñez
- 10 abr 2017
- 3 Min. de lectura
El derbi de la capital terminó con tablas en el marcador después de un gol de Griezmann en el minuto 85. Pepe adelantó a los blancos en el minuto 52 antes de lesionarse en un choque con su compañero Kroos. El empate, teóricamente insuficiente para los pupilos de Zizou, cobró valor según fueron pasando las horas después de la derrota del Barça en Málaga.
El Madrid, que sabía de la importancia del choque ante los vecinos, entró en el partido dispuesto a marcar las diferencias, intenso y dominador. Zidane presentó su "once de gala" y Simeone puso a Fernando Torres al frente del ataque colchonero. Las primeras acometidas blancas, por la banda izquierda de Marcelo, no pusieron en dificultades al esloveno Oblak pero hicieron presagiar el dominio local. La primera ocasión clara salió de las botas de Karim Benzemá,que, pasada la media hora del encuentro, filtró un balón para que Cristiano Ronaldo se quedara sólo delante de Oblak. El astro portugués, con un remate potente, superó al guardameta esloveno, pero el rojiblanco Savic rechazó el disparo bajo palos para impedir que el Madrid se adelantara en el marcador.
El Atlético, replegado y atento, encontró su mejor oportunidad de la primera parte de la mano de un error garrafal de Sergio Ramos. El central, en campo de ataque, cruzó un balón paralelo a la línea del medio del campo que Griezmann interceptó para encarar la portería de Keylor Navas. Pepe y Ramos recuperaron, pero el francés consiguió zafarse para sacar un disparo seco ajustado al palo izquierdo de la meta defendida por Keylor, que consiguió despejar con apuros a córner. El final de la primera parte transcurrió por un cauce diferente. El Atlético se estiró y el Madrid, físicamente desinflado, esperaba con ansia el intermedio. A pesar del pequeño declive, los madridistas acabaron los primeros 45 minutos en el área colchonera.
Tras el descanso, el Madrid reanudó el juego, de nuevo, enérgico y decidido. Los atléticos se encerraron, aguantando el vendaval blanco. Los madridistas entraban por las dos bandas, profundizando y buscando adelantarse en el marcador. Sin embargo, el tridente blanco, en evidente decadencia, no acertó de cara a gol en ninguna de las claras oportunidades de las que disfrutó. Tuvo que ser Pepe el que, después de un extraordinario servicio de Toni Kroos, adelantara a su equipo cabeceando al fondo de las mallas rojiblancas. El central, con un remate potente, superó a toda la defensa y la estirada de Jan Oblak resultó estéril. Pepe aprovehó para reivindicar su madridismo en la celebración del gol, mordiendo el escudo del club al que, según sus palabras, "esperará hasta el último día de su contrato". El Madrid, ya por delante en el luminoso y más calmado, emprendió la búsqueda del segundo gol. Pero el guardameta esloveno aparecía continuamente para desbaratar las acometidas locales. Hasta cuatro intervenciones de entidad realizó el portero, que volvió a recordar al aficionado que se encuentra en la élite mundial en su puesto.

Los de Simeone, aún agazapados, decidieron salir de la cueva cuando olieron la sangre. El Madrid, desconcentrado y relajado, comenzó a permitir fluidas circulaciones de balón de los del Manzanares, que recuperaban el control del esférico rápidamente debido a las imprecisiones de los defensas del vigente campeón de Europa. La zaga blanca, debilitada previamente por la inesperada baja del goleador Pepe, naufragaba y se mostraba imprecisa con reiteración. El público merengue comenzó a alentar a los suyos, en pos de una reacción que no llegaría. Acto seguido, Correa, recién incorporado, se metió entre líneas para asistir a Griezmann, que anotó el gol del empate en una de las pocas ocasiones del equipo con un zurdazo que batió a Navas. El golpe tampoco provocó el despertar blanco y, unido a la labor insuficiente de los cambios que ingresaron en el encuentro, el choque finalizó sin ocasiones para ninguna de las dos escuadras. No fue la mejor tarde tampoco de Zinedine Zidane, que erró, como en San Mames, en las sustituciones. El francés mandó a la caseta a Kroos para que Isco ingresara, cuando la lógica indicaba la salida de uno de los 3 delanteros, muy imprecisos durante todo el desarrollo del encuentro.

El empate, decepcionante para el líder y motivo de alegría para el Atleti, resultó valioso según avanzó la tarde. El Barcelona cayó en Málaga y lo que prometía ser una jornada beneficiosa para los culés tornó en la ampliación de la diferencia del líder.
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